En este libro explico mis avatares como escritora, cómo empecé, qué aprendí por el camino, cómo logré publicar mis primeros libros... Dirigido a escritores noveles y no tan noveles que están luchando por publicar sus obras. Con consejos valiosos de autores ya consagrados con los que he tenido la suerte de conversar, como Juan Eslava Galán, Ana María Matute, Laura Gallego, Coia Valls... y otros.
El libro está disponible en Amazon.
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Ciudad sin estrellas
Este blog quiere recoger las impresiones de los lectores de Ciudad sin Estrellas. Si habéis leído la novela, os invito a enviarme vuestros comentarios para publicarlos aquí. ¡Gracias!
miércoles, 18 de diciembre de 2019
martes, 5 de noviembre de 2013
Una metáfora sobre lo que puede ocurrir...
Yuri Zhivago ha colgado su comentario a la novela en el foro La nueva biblioteca de arena.
¡Spasiva, Yuri! Aquí lo podéis leer: pinchar enlace.
¡Spasiva, Yuri! Aquí lo podéis leer: pinchar enlace.
La novela es una gran metáfora sobre lo que nos puede ocurrir como sociedad si seguimos en el camino que llevamos. La autora no hace una crítica, expone una realidad. El futuro será como queramos que sea y por lo que cualquiera puede ver a su alrededor, el consumo es lo que da sentido a la vida de muchas personas. Creo que la novela plantea de manera muy acertada las consecuencias de todo tipo que esa forma de vida conlleva.
viernes, 2 de noviembre de 2012
De Estanis Bañuelos, en Kameradoo
Estanis Bañuelos, desde el magazine de literatura y cine Kameradoo, me envía su reseña:
«Ciudad sin estrellas es un lugar que huele a humo, a consumo, a relaciones robotizadas y que garantiza el acceso a una ciudad entera con un solo clic. Como si se tratara de la película Gattaca, su autora, Montse de Paz, consigue adentrarnos en una metrópoli llamada Ziénaga y nos ofrece una novela sobre la inquietud de un joven que quiere saber más allá de lo que esconden esos muros impuestos. En definitiva, un ejemplo magnífico de acto repulsivo hacia el control que vivimos y que hemos experimentado siempre.»
Leer la crítica completa aquí.
«Ciudad sin estrellas es un lugar que huele a humo, a consumo, a relaciones robotizadas y que garantiza el acceso a una ciudad entera con un solo clic. Como si se tratara de la película Gattaca, su autora, Montse de Paz, consigue adentrarnos en una metrópoli llamada Ziénaga y nos ofrece una novela sobre la inquietud de un joven que quiere saber más allá de lo que esconden esos muros impuestos. En definitiva, un ejemplo magnífico de acto repulsivo hacia el control que vivimos y que hemos experimentado siempre.»
Leer la crítica completa aquí.
sábado, 6 de octubre de 2012
Libros en mi memoria
Carlos, autor del blog Libros en mi memoria, a quien conocí en la presentación de mi libro en León, ha publicado esta completa entrevista en su blog. La verdad es que disfruté respondiendo a algunas de sus preguntas... ¡Gracias, futuro periodista!
sábado, 22 de septiembre de 2012
Desde Mallorca, de Valls
Valls, colega de "tribu literaria", ha leído y comentado mi novela. Entre otras cosas dice:
«Me he divertido realmente con Ciudad sin estrellas. Me ha recordado mucho a La fuga de Logan y a otras películas similares. Tiene ese regustillo setentero que tanto me gusta. La ambientación, la ciudad y el trasfondo (misticoides, cazadores…) son geniales. El tema de los misticoides me parece bastante original. Y hay cierta semejanza con la Alegoría de la Caverna, o al menos yo lo he interpretado así; pero también le veo algo de La Conjura de los necios o de películas como Brazil.»
¡Gracias por la reseña! Podéis leerla completa aquí:
sábado, 30 de junio de 2012
De Sebastián Jarre (Argentina)
Sebastián Jarre, escritor, argentino, tiene un interesante blog donde recoge temas varios de historia, arqueología y filosofía, además de espléndidas fotos y enlaces a sus libros publicados. Sebastián ha tenido la delicadeza de encontrar tiempo para reseñar mi novela. Aquí está su comentario a Ciudad sin estrellas.
miércoles, 1 de febrero de 2012
Reseña y entrevista en el blog de Teresa Dovalpage
Teresa Dovalpage, escritora cubana y afincada en Nuevo México, es una de las pocas y excelentes lectoras a las que he podido hacer llegar mi libro, saltando el Charco. Y digo excelente porque es un privilegio que alguien como ella, con su bagaje literario, profesional y cultural, lea y comente mi obrita. Aquí está su reseña de la novela y la entrevista que ha publicado en su blog.
¡Gracias, Te! Un abrazo desde Barcelona a Taos.
¡Gracias, Te! Un abrazo desde Barcelona a Taos.
jueves, 17 de noviembre de 2011
"Hollywood no lo aceptaría"
Esta es la reseña de Esther, la primera lectora del libro cuando apenas era un proyecto, la que creyó en las estrellas...
Si la literatura de ficción es un engaño, la buena literatura de ciencia ficción es un doble engaño. Si es buena, nos convence de que trata de aventuras, mundos asombrosos y personajes casi inimaginables, y nos dice que la leamos para divertirnos en nuestros ratos de ocio. Le creemos. Y nos interesa, nos divierte, nos asombra. Pero, cuando menos te lo imaginas, aparecen ideas cuestionadoras, inquietantes. La buena literatura de ciencia ficción inventa mundos para enfrentar al Homo consigo mismo o con sus sociedades reales.
Ciudad sin Estrellas es una novela de ciencia ficción. De la buena. De la que se lee cuando uno tiene trece, catorce años, y despierta la imaginación, atrapa, logra que uno se impaciente por conocer el destino del héroe. De la que se lee cuando uno tiene más años sobre las espaldas y entonces se pregunta, por ejemplo, ¿y qué es esta Ziénaga?
En el mundo post-apocalíptico de la novela apenas han quedado unas veinte ciudades habitadas; Ziénaga es una de ellas. Todas, parece ser, son similares. Los habitantes de Ziénaga viven rodeados por dos murallas. Una de ellas es física: la cúpula que rodea la ciudad y la aísla. La otra es una muralla construida por la negación de la historia, la filosofía, la religión y la ciencia (lo que sus habitantes consideran "ciencia" no es más que un pálido reduccionismo técnico). En Ziénaga la Humanidad ha sido formateada para impedirle cualquier intento de trascendencia espiritual o intelectual, individual o social.
Al inicio de la novela, Prince, uno de los amigos de Perseo, le dice:
«¿Qué tiene de malo tu padre? Tiene un trabajo fijo, gana buena pasta, se divierte con sus amigos y vive sin preocupaciones. ¡Todos acabaremos así!»
Esta línea, inmersa en un diálogo más general, adquiere su verdadera importancia más adelante: en ella está inscripta la realidad en la que vive Perseo.
Montse de Paz (Elisabet) construye sólida y meticulosamente esta sociedad inmovilizada en un eterno ahora, aislada en el tiempo y el espacio. Una a una, las piezas encajan en el rompecabezas: la cúpula que ciega a sus habitantes; la aparente disociación entre "la ciudad" y "los boquetes" y la articulación social entre ambos a través de las rutas de la droga, rutas incluso protegidas, porque son vitales para evitar el desmoronamiento de toda Ziénaga; la precisa localización geográfica del barrio de los artistas; la preminencia del sexo virtual y, en general, de la virtualidad; los ritos de la muerte; el tipo de educación que se imprime en los niños.
Decía, más arriba, que en este mundo la historia es negada. Sin embargo, hay dos formas de transmisión histórica que perviven. Una: los mitos, que se exponen en los foros de los cazadores de antigüedades y los foros misticoides. La otra es individual, pero no menos importante: ese camino sutil que siguen las ideas cuando se transmiten a golpe de vivencias personales. En este caso, el camino que siguen desde la madre de Perseo a Perseo, y desde él… ¿hacia dónde, hacia quiénes?
Ciudad sin estrellas afirma la posibilidad de una Humanidad que, perdida su capacidad de trascenderse a sí misma, alcanza el paraíso prometido por la mayoría de las actuales tandas publicitarias televisivas. Pero, al mismo tiempo, niega esta posibilidad: el Homo, tozudo como una mula, seguirá empecinado en buscar más allá.
Por eso, el verdadero papel que cumplen las cúpulas no es el de impedir que sus habitantes salgan de la ciudad: es bloquear la conciencia de que existe un universo más allá del hombre, por la simple táctica de impedirle ver ese universo. Y Perseo quiere ver.
Si la construcción de esta particular sociedad es sólida, también lo es la construcción del personaje de Perseo. Está en las antípodas de ser un Prometeo y está en las antípodas del héroe típico. Perseo es un joven, casi un adolescente, que quiere ver. Quiere saber. Quiere saber qué hay afuera y quiere saber si creció sin su madre porque sí o realmente existió una razón. No va a salvar al mundo, no es lo suyo una gesta épica. Perseo es, de punta a punta, un jovencito que piensa en romper con los límites impuestos porque quiere saber, no porque posea una ideología, una finalidad de peso, una decisión, un compromiso social. Perseo es verosímil hoy y ahora, por quien es, por sus amigos y la relación que tiene con ellos, por sus expectativas; cualquiera de nosotros pudo ser o puede ser un Perseo, o ha conocido a uno, más de un Perseo. Es ignorante de casi todo y por eso es también peligroso en un sentido particular: como no es capaz de percibir el panorama completo deja abiertas las puertas al azar y este irrumpe una y otra vez, incluso con consecuencias dantescas. Esa inconsciencia de Perseo está equilibrada por Amanda. Amanda es uno de esos personajes que se hacen un lugar por sí mismos. En una sociedad como Ziénaga es —casi por lógica— la más cara madame quien posee la sabiduría que le falta a Perseo. La bella y silenciosa Amanda sabe, y le dice a Perseo: «Yo no puedo buscar el infinito. Mi cometido es ofrecerlo». Es, quizás, la única habitante de Ziénaga que podría leer a Borges.
Ciudad sin estrellas es una novela ágil, escrita con una prosa cuidada, sencilla y elegante, que lo es incluso en el lenguaje vulgar de sus personajes. La estructura, impecable. La facilidad con que se lee da cuenta de ambos: de la calidad de la prosa y de la calidad de la estructura. Si algo puedo reprocharle es la existencia de un personaje secundario cuya aparición (o extensión dedicada) no encuentro justificada (Vivian). Sin embargo, tampoco es posible el reproche porque, es evidente, Ciudad sin estrellas es la primera parte de una obra más ambiciosa, y se requeriría leer la continuación antes de opinar con fundamento.
Sin hacer mayores precisiones —por razones obvias—: el final me parece un gran final. Pero no solo pensando en que existirá una continuación. Me parece un gran final si la novela termina aquí y no hay segundas partes. Un final al que puedo dedicarle el mayor elogio que se me ocurre para el final de una novela de ciencia ficción: Hollywood nunca lo aceptaría.
Ciudad sin Estrellas es una novela de ciencia ficción. De la buena. De la que se lee cuando uno tiene trece, catorce años, y despierta la imaginación, atrapa, logra que uno se impaciente por conocer el destino del héroe. De la que se lee cuando uno tiene más años sobre las espaldas y entonces se pregunta, por ejemplo, ¿y qué es esta Ziénaga?
En el mundo post-apocalíptico de la novela apenas han quedado unas veinte ciudades habitadas; Ziénaga es una de ellas. Todas, parece ser, son similares. Los habitantes de Ziénaga viven rodeados por dos murallas. Una de ellas es física: la cúpula que rodea la ciudad y la aísla. La otra es una muralla construida por la negación de la historia, la filosofía, la religión y la ciencia (lo que sus habitantes consideran "ciencia" no es más que un pálido reduccionismo técnico). En Ziénaga la Humanidad ha sido formateada para impedirle cualquier intento de trascendencia espiritual o intelectual, individual o social.
Al inicio de la novela, Prince, uno de los amigos de Perseo, le dice:
«¿Qué tiene de malo tu padre? Tiene un trabajo fijo, gana buena pasta, se divierte con sus amigos y vive sin preocupaciones. ¡Todos acabaremos así!»
Esta línea, inmersa en un diálogo más general, adquiere su verdadera importancia más adelante: en ella está inscripta la realidad en la que vive Perseo.
Montse de Paz (Elisabet) construye sólida y meticulosamente esta sociedad inmovilizada en un eterno ahora, aislada en el tiempo y el espacio. Una a una, las piezas encajan en el rompecabezas: la cúpula que ciega a sus habitantes; la aparente disociación entre "la ciudad" y "los boquetes" y la articulación social entre ambos a través de las rutas de la droga, rutas incluso protegidas, porque son vitales para evitar el desmoronamiento de toda Ziénaga; la precisa localización geográfica del barrio de los artistas; la preminencia del sexo virtual y, en general, de la virtualidad; los ritos de la muerte; el tipo de educación que se imprime en los niños.
Decía, más arriba, que en este mundo la historia es negada. Sin embargo, hay dos formas de transmisión histórica que perviven. Una: los mitos, que se exponen en los foros de los cazadores de antigüedades y los foros misticoides. La otra es individual, pero no menos importante: ese camino sutil que siguen las ideas cuando se transmiten a golpe de vivencias personales. En este caso, el camino que siguen desde la madre de Perseo a Perseo, y desde él… ¿hacia dónde, hacia quiénes?
Ciudad sin estrellas afirma la posibilidad de una Humanidad que, perdida su capacidad de trascenderse a sí misma, alcanza el paraíso prometido por la mayoría de las actuales tandas publicitarias televisivas. Pero, al mismo tiempo, niega esta posibilidad: el Homo, tozudo como una mula, seguirá empecinado en buscar más allá.
Por eso, el verdadero papel que cumplen las cúpulas no es el de impedir que sus habitantes salgan de la ciudad: es bloquear la conciencia de que existe un universo más allá del hombre, por la simple táctica de impedirle ver ese universo. Y Perseo quiere ver.
Si la construcción de esta particular sociedad es sólida, también lo es la construcción del personaje de Perseo. Está en las antípodas de ser un Prometeo y está en las antípodas del héroe típico. Perseo es un joven, casi un adolescente, que quiere ver. Quiere saber. Quiere saber qué hay afuera y quiere saber si creció sin su madre porque sí o realmente existió una razón. No va a salvar al mundo, no es lo suyo una gesta épica. Perseo es, de punta a punta, un jovencito que piensa en romper con los límites impuestos porque quiere saber, no porque posea una ideología, una finalidad de peso, una decisión, un compromiso social. Perseo es verosímil hoy y ahora, por quien es, por sus amigos y la relación que tiene con ellos, por sus expectativas; cualquiera de nosotros pudo ser o puede ser un Perseo, o ha conocido a uno, más de un Perseo. Es ignorante de casi todo y por eso es también peligroso en un sentido particular: como no es capaz de percibir el panorama completo deja abiertas las puertas al azar y este irrumpe una y otra vez, incluso con consecuencias dantescas. Esa inconsciencia de Perseo está equilibrada por Amanda. Amanda es uno de esos personajes que se hacen un lugar por sí mismos. En una sociedad como Ziénaga es —casi por lógica— la más cara madame quien posee la sabiduría que le falta a Perseo. La bella y silenciosa Amanda sabe, y le dice a Perseo: «Yo no puedo buscar el infinito. Mi cometido es ofrecerlo». Es, quizás, la única habitante de Ziénaga que podría leer a Borges.
Ciudad sin estrellas es una novela ágil, escrita con una prosa cuidada, sencilla y elegante, que lo es incluso en el lenguaje vulgar de sus personajes. La estructura, impecable. La facilidad con que se lee da cuenta de ambos: de la calidad de la prosa y de la calidad de la estructura. Si algo puedo reprocharle es la existencia de un personaje secundario cuya aparición (o extensión dedicada) no encuentro justificada (Vivian). Sin embargo, tampoco es posible el reproche porque, es evidente, Ciudad sin estrellas es la primera parte de una obra más ambiciosa, y se requeriría leer la continuación antes de opinar con fundamento.
Sin hacer mayores precisiones —por razones obvias—: el final me parece un gran final. Pero no solo pensando en que existirá una continuación. Me parece un gran final si la novela termina aquí y no hay segundas partes. Un final al que puedo dedicarle el mayor elogio que se me ocurre para el final de una novela de ciencia ficción: Hollywood nunca lo aceptaría.
Esther
viernes, 7 de octubre de 2011
De Susana Eevee, colega escritora
Ciudad sin estrellas cuenta mucho más que la vicisitudes de Perseo Stone. No es puro entretenimiento (que también). Montse de Paz nos habla de las cosas que le importan, en la que creo que es su obra de ficción más personal. Con una narración ágil, que empuja a leer página tras página, la novela se adentra en la sociedad de Ziénaga, una ciudad aislada del exterior por una inmensa cúpula. Narrada en clave de ciencia ficción, se nos presenta una historia futurista que bordea nuestra realidad más inmediata.
De un joven lector
Hola, soy Tomás y te escribo para decirte que me ha gustado mucho el libro. Me ha parecido un libro fácil de leer aunque tenga muchas páginas y la historia engancha, con una visión del futuro muy interesante. Me gustaría saber si está traducido al francés para poder recomendárselo a amigos de Bruselas, que me imagino que les gustará.
Tomás Ruiz.
Tomás Ruiz.
lunes, 5 de septiembre de 2011
De Yvonne Nicolau
Ciudad sin estrellas me ha parecido una historia fascinante sobre la lucha por la búsqueda de la verdad, huyendo del conformismo y de la vida que todo el mundo lleva sin plantearse que algo mejor puede esperarnos ahí fuera, pero que no es fácil encontrar. Lo que me ha transmitido es que si hay algo que nos atormenta y que creemos que debemos buscar para ser felices, debemos perseguirlo sin que nos condicione ninguna opinión externa. Es una novela que me ha mantenido atenta en todo momento, ya que describe con mucho detalle y sensibilidad tanto los personajes como los hechos.
Un fuerte abrazo!!
Yvonne
Mi rincón de marketing
Un fuerte abrazo!!
Yvonne
Mi rincón de marketing
jueves, 25 de agosto de 2011
De Raúl Frías, autor de ciencia ficción
Hace ya un tiempo que leí la novela de Montse de Paz, la galardonada con el premio Minotauro, Ciudad sin estrellas. He necesitado algunas semanas para digerirla y empaparme de lo que esconde entre sus páginas. En primer lugar, he de decir, que he percibido un agradable regusto a ciencia ficción clásica en la obra, un conjunto armónico de influencias bien utilizadas. Ese toque de Matrix, sin ir más lejos, me entusiasmó desde el primer momento.
Ciudad sin estrellas es una distopía muy cercana al Cyberpunk más desgarrador. Es una historia de amistad, de amores, de emociones, pero, sobre todo, es una historia de libertad. De añoranza de un mundo mejor, de la ilusión de algo que, esté o no esté, anhelamos sobre todas las cosas. No; el libro de Montse no es una narración juvenil. Puede que en algunos momentos pueda parecerlo, pero no lo es. Ésta es una historia como las de antes: la del solitario Tansis, perdido en un planeta lejano; o la del atormentado Rick Deckard en la búsqueda de sí mismo. Ciencia ficción de la de verdad.
En época de superventas sin oficio pero con mucho beneficio, Ciudad sin estrellas es, valga la redundancia, un astro que brilla con luz propia en el panorama literario, un poco de luz en la oscuridad de un cielo anaranjado y sin estrellas. Y encontrar un libro así, para un amante de la obra de Asimov, Verne, Dick o Van Gogh, es una verdadera gozada.
Espero que la hora del entreluz siga inspirando tu pluma.
Ciudad sin estrellas es una distopía muy cercana al Cyberpunk más desgarrador. Es una historia de amistad, de amores, de emociones, pero, sobre todo, es una historia de libertad. De añoranza de un mundo mejor, de la ilusión de algo que, esté o no esté, anhelamos sobre todas las cosas. No; el libro de Montse no es una narración juvenil. Puede que en algunos momentos pueda parecerlo, pero no lo es. Ésta es una historia como las de antes: la del solitario Tansis, perdido en un planeta lejano; o la del atormentado Rick Deckard en la búsqueda de sí mismo. Ciencia ficción de la de verdad.
En época de superventas sin oficio pero con mucho beneficio, Ciudad sin estrellas es, valga la redundancia, un astro que brilla con luz propia en el panorama literario, un poco de luz en la oscuridad de un cielo anaranjado y sin estrellas. Y encontrar un libro así, para un amante de la obra de Asimov, Verne, Dick o Van Gogh, es una verdadera gozada.
Espero que la hora del entreluz siga inspirando tu pluma.
***
martes, 23 de agosto de 2011
miércoles, 20 de julio de 2011
De Jordi Balaguer, colega escritor
Hace pocos días que terminé Ciudad sin estrellas y, tal como te dije, las sensaciones son muy buenas. ¡Me ha gustado! La trama es interesante y entretenida, las conversaciones ágiles, el ritmo de la obra es alto, los personajes muy humanos (mención especial a Jack Stone y a Jason). En definitiva, Ciudad sin estrellas nunca se hace pesada. Es un libro ligero, de ciencia ficción, sí, pero que gustará tanto a los seguidores del género como a los que no lo son. Más adulto de lo que parece en los primeros capítulos, hace pensar hasta qué punto valoramos las cosas que tenemos y qué es lo que nos hace humanos. Nos ayuda a preguntarnos qué pasaría yu cómo seríamos si damos la espalda al mundo, al cielo y a las emociones. En resumen, una sorpresa muy recomendable. ¡Felicidades!
Jordi Balaguer
martes, 28 de junio de 2011
Presentación en Badalona
Hoy, a las 18 h, en la sede de la Coral Badalonense, presento de nuevo Ciudad sin estrellas, ante un público eminentemente femenino. El acto está organizado por el grupo de les Anastàsies, unas mujeres emprendedoras e inquietas, y para ellas he preparado una charla especial sobre las mujeres de la novela.
La dirección es calle Sant Anastasi, 14, de Badalona. Aquí podéis ver más detalles del lugar.
La dirección es calle Sant Anastasi, 14, de Badalona. Aquí podéis ver más detalles del lugar.
lunes, 30 de mayo de 2011
Entrevista en TOKEN
Xavi, disfruté con esta entrevista cara a cara, tan familiar y tocando temas tan diversos, aparte de premios y demás... ¡Gracias!
Aquí podéis leerla, en la revista Token (páginas 24 a 28).
Aquí podéis leerla, en la revista Token (páginas 24 a 28).
miércoles, 18 de mayo de 2011
Entrevista en Union Web
Aquí, un extracto de la entrevista para Union Web. Tuvo lugar en Valencia un día lluvioso de marzo...
Zona Fandom
Jaime Valero redacta esta reseña en Zona Fandom. ¡Gracias por estar en el encuentro de bloggeros de Madrid!
Un apunte sobre el título de la novela: el que yo le di originalmente no era este; pero por coincidencia con otra novela reciente, los editores de Minotauro creyeron oportuno cambiarlo. El parecido con el título de la novela de Clarke, La ciudad de las estrellas, es, al menos para mí, coincidencia. Imagino que la historia también es muy diferente y que no se pueden comparar ambas obras.
Alas de papel
Esta opinión ha sido posteada por Alas de Papel en su Facebook. ¡Gracias por tu lectura y comentarios!
Opinión de Francisco José Súñer
Publicada en la web Sitio de Ciencia Ficción, aquí podéis leer la opinión de Francisco José Suñer Iglesias.
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